jueves, 17 de mayo de 2007

La Civilización Romana

LA CIVILIZACIÓN ROMANA

1.1. Origen mitológico de Roma: la leyenda señala que Roma habría sido fundada por los gemelos Rómulo y Remo a los pies del monte Palatino, lugar donde los habría encontrado la loba que los crió luego de ser abandonados por el hermano de su madre (los consideraba una amenaza para sus ambiciones de poder).

1.2. El poblamiento primitivo: hacia el 1500 a.C. los ligures, habitantes primitivos de la península Itálica, fueron dominados por los itálicos, dentro de los cuales destacó el grupo de los latinos, quienes se establecieron al sur del río Tiber, en la zona del Lacio. En esta zona había 7 colinas, donde fueron fundadas diversas aldeas, que aproximadamente el año 753 a.C. se unieron, naciendo así la ciudad de Roma. Luego, los etruscos (ubicados al norte del río Tíber) ampliaron su dominio hacia el sur y dominaron Roma, iniciándose así el período conocido como monarquía.

1.3. Monarquía:
• Organización Social: la familia es la base de la sociedad romana, encabezada por el paters familias, quien era jefe, juez y sacerdote, y tenía derechos absolutos sobre su familia. Además, los clientes (personas libres amparadas por el paters), también pertenecían a la familia.
La sociedad romana estaba subdividida en dos clases sociales: por un lado, los patricios o descendientes de un paters, eran los únicos con derechos públicos y con la ciudadanía o populus romanus. Por otra parte, los plebeyos, considerados como extranjeros, no tenían derechos políticos y tampoco podían casarse con los patricios.
• Organización Política: hay tres instituciones importantes: el rey, un hombre despótico con atribuciones legislativas, judiciales, militares y religiosas. La asamblea popular, o Comicios Curiados, estaba formada por los patricios y era una organismo encargado de limitar la voluntad del rey y de declarar la guerra y la paz. Finalmente, estaba el senado conformado por 300 paters, quienes aconsejaban y elegían a los reyes.

1.4. República: comienza con la expulsión del último rey etrusco, Tarquino el Soberbio.
• Organización Política: los reyes son sustituidos por dos cónsules, que tenían las mismas atribuciones y eran elegidos anualmente por los comicios curiados. En caso de emergencia, los cónsules podían nombrar a un dictador con poderes absolutos por 6 meses. Entre tanto, el Senado siguió siendo una asamblea consultiva, mientras que los comicios curiados adquirieron cada vez más poder.
• Luchas sociales: estas luchas se dieron por el deseo de los plebeyos de tener los mismos derechos cívicos que los patricios. Al instituirse la república, los plebeyos obtuvieron la derogación de la Ley del Nexum (esclavitud por deuda). El problema era que los plebeyos, ante la incipiente expansión romana, estaban luchando como romanos, pero no tenían la posibilidad de participar en la política. Tras una serie de conflictos en que se amenazó con abandonar Roma y no pelear más, los plebeyos obtuvieron el derecho a elegir dos tribunos que los representarían en los comicios. Ellos tenían tres derechos: inviolabilidad (condena a muerte de cualquier persona que atentara contra ellos), derecho de auxilio (protegía a los plebeyos afectados por medidas arbitrarias de los patricios) y derecho a veto (podía vetar cualquier ley que no le parecía conveniente). Paralelamente, se creó la asamblea de la plebe o Comicios Tributos para resolver sus asuntos, y sus acuerdos eran aplicados solamente a la plebe.
Otras medidas que favorecieron a la plebe, fueron la Ley Canuleia (permiso para casarse entre patricios y plebeyos), la dictación de las Leyes de las XII tablas y la creación de algunos cargos públicos a los que los plebeyos podían acceder: cuestores (administran el tesoro público), pretores (administración de justicia) y ediles curules (a cargo de la ciudad: aseo, policía, etc.). Sin embargo, poco tiempo después, los plebeyos, gracias a las Leyes Licinias, pudieron acceder al consulado. Además, los tribunos pudieron ingresar al Senado.
• Desarrollo de la oligarquía: producto de la creación de las centurias (ingreso al ejército por riquezas, en que las dos clases más altas tenían plenos derechos políticos), las familias patricias y plebeyas más acaudaladas formaron una nueva aristocracia: los optimates, quienes se reservaron todas las altas magistraturas y la representación en el Senado.
• Expansión Romana: en primer lugar, se dominó toda la bota itálica. Los romanos fueron fundando ciudades en las tierras conquistadas, y las repartieron entre los plebeyos más necesitados. Luego, se expandieron hacia el Mediterráneo occidental, lo cual trajo como consecuencia las tres guerras Púnicas contra la potencia marítima de Cartago, de las que Roma salió vencedora, adjudicándose las islas de Sicilia, Córcega, Cerdeña y el noreste de África. Más adelante, Roma sometió a Grecia, Siria y Macedonia, interviniendo, además, en Egipto. Las nuevas provincias romanas quedaron a cargo de los propretores (provincias pacificadas) y de los procónsules (provincias en guerra).
Esta expansión trajo varias consecuencias consigo. Por un lado, tuvieron problemas políticos y militares ya que la milicia de soldados ciudadanos se mostró incapaz para defender las provincias conquistadas, y además, los ciudadanos no querían abandonar sus hogares. De esta forma, se creo un ejército profesional. Otro problema fue el monopolio que el Senado ejerció sobre los cargos públicos. En lo social, la formación de extensos latifundios gracias a las ganancias de la guerra provocaron que los pequeños propietarios vendieran sus bienes y se trasladaran a las ciudades, formándose un proletariado sin bienes ni trabajo, entregado a la ociosidad y placeres más vulgares. Finalmente, los pueblos itálicos, al formar parte del ejército romano, exigieron completa igualdad de derechos, a lo que los romanos se opusieron categóricamente. Además, los funcionarios provinciales aprovecharon sus cargos para enriquecerse a costa de sus súbditos, naciendo así un profundo descontento del dominio romano.
• El problema agrario: en el año 133 a.C., los problemas internos de Roma hicieron crisis. Ese año fue elegido tribuno de la plebe Tiberio Graco, quien hizo aprobar una ley agraria que limitaba la propiedad de la tierra y la repartía entre los más desposeídos. El Senado se opuso tajantemente a este medida, la cual nunca fue aplicada. Diez años después del asesinato de Tiberio, su hermano Cayo fue elegido tribuno, iniciando una serie de medidas para arreglar la situación: programa de obras públicas para dar trabajo, hizo aprobar la ley frumentaria (distribución de cereales a bajo precio), la ley judiciaria que dispuso que los banqueros y publicanos fueran juzgados por jueces de su propia clase, etc. Poco a poco, Cayo le fue arrebatando el poder al Senado, pero tras su propuesta de otorgarle la ciudadanía a los itálicos, perdió el apoyo de las masas y se hizo matar por un esclavo.
• Mario y Sila: los problemas internos de Roma provocaron el debilitamiento de su ejército. Los fracasos de la clase gobernante permitieron que los dirigentes populares se tomaran el poder. Así fue como el general Mario se hizo al poder, haciendo importantes reformas, entre las cuales destaca el reemplazo de la milicia ciudadana por soldados profesionales, lo que le trajo varios triunfos militares. Sin embargo, al interior de Italia había problemas: se tuvieron que enfrentar a una guerra civil que trajo como consecuencia la concesión de la ciudadanía a los itálicos.
Luego, ante el apoderamiento del rey Mitrídates de Asia Menor, el Senado
encomendó a Sila como jefe de la campaña en su contra. El partido popular aprovechó su partida para apoderarse del gobierno y castigar duramente a los miembros del orden senatorial. Pero Mario muere antes de poder realizar cualquier reforma, y cuando Sila regresa victorioso, se hace nombrar dictador en vista de la falta de una autoridad. Sila realizó muchas medidas destinadas a devolverle el poder al Senado.
• Formación del los Triunviratos: tras la muerte de Mario, un grupo de sus adeptos organiza una rebelión en Hispania, por lo que el Senado nombra a Pompeyo procónsul para aplacar a los subversivos. Paralelamente, en Italia, surge la rebelión de esclavos encabezada por Espartaco, ante lo cual Craso es elegido para luchar contra ellos. En virtud de sus éxitos, ambos exigen el consulado, pero, ante la negativa por parte del Senado, se unen al Partido Popular, siendo elegidos cónsules el 70 a.C. Ambos realizaron una serie de conquistas expansivas fuera de Roma pero, tras su regreso a ésta, el Senado le negó el reconocimiento de sus obras. En esta época, Cayo Julio César lidera el Partido Popular, y se une a Pompeyo y Craso para imponerse sobre el Senado, dando origen al Primer Triunvirato. César logró conquistar la Galia y ganarse el respeto de su ejército. Su creciente poder provocó que el Senado, temeroso, se reconciliara con Pompeyo, quien exigió a César dejar el mando de su ejército y regresar a Roma. César entra en Italia con su ejército, triunfando sobre el ejército de Pompeyo. Luego se dirigió a Hispania, Grecia, Egipto, África, etc., imponiéndose por sobre las legiones de Pompeyo, hasta obtener una victoria definitiva. Al regresar a Roma, obligó al Senado a nombrarlo Dictador Vitalicio. Así, César establece un gobierno personal, en el cual dejó subsistir las magistraturas republicanas, pero reúne en sus manos diversos títulos de gran poder: Dictador Perpetuo (al mando de las legiones del Imperio y con el título de Imperator), Tribuno (protector del pueblo frente al Senado, cargo vitalicio), Censor (control sobre las costumbres), Pontífice Máximo (vigilancia sobre el culto) y, finalmente, General Supremo, Juez y Sacerdote (similar a los antiguos reyes romanos).
Realizó reformas políticas (disminución del poder del Senado), sociales (repartición de las tierras conquistadas entre los pobres y veteranos, leyes contra el lujo y la corrupción) e imperiales (otorga la ciudadanía a numerosos provincianos, y establece medidas para evitar el robo de impuestos).
Sin embargo, la República aún era un ideal sagrado, por lo que los senadores conspiran contra César y lo asesinan el 44 a.C. En reacción a esto se forma el Segundo Triunvirato, con Marco Antonio, Lépido y Octavio, que vencen a los republicanos, dando fin definitivo a la República. Tras esto, se produce una guerra civil entre Marco Antonio y Octavio, venciendo este último y creando el IMPERIO.

1.5. Imperio:
• Gobierno de Augusto: (27 a.C.–14 d.C.) Octavio, el 27 d.C., decide retirarse del gobierno, pero, en vista de la cantidad de problemas que tenía Roma, el Senado le ruega que se quede. Octavio accede, y, en gratitud, el Senado le otorga el título de Augusto (sagrado), Padre de la Patria, Emperador y Primer Ciudadano (Princeps Civitates® Principado), constituyéndose como Jefe de Estado con todos los poderes, sin embargo, siempre compartió el poder con los demás magistrados. Y así, fue adquiriendo cada vez más títulos y cargos que lo dejaron al mando de todos los ámbitos del gobierno del imperio: administración civil, legislación, fuerzas armadas, política externa y provincias, autoridad religiosa, etc. Realizó una serie de obras entre las que destacan: la formación un ejército profesional que se estableció en los límites del Imperio (ríos Rin, Danubio y Éufrates), reformas a la costumbre y moral, repartición del poder de tal forma que todos los magistrados quedaron conformes.
Así fue como Augusto fue dándole forma al Imperio Romano, destacando por el orden y paz alcanzados: bienestar económico, obras públicas de tipo cultural, gran desarrollo de artes y letras, etc. Al plantearse la necesidad de mantener funcionando el sistema creado, el poder de Octavio se heredó a su hijastro Tiberio, naciendo así la dinastía Julio-Claudia.
• Del principado al absolutismo: se sucedieron 4 dinastías en total, las cuales fueron: la dinastía Julio-Claudia, (Nerón, Calígula, Tiberio y Claudio), luego vino la de los Flavios: Flavio Vespasiano (restablece el orden), Tito (quien restableció el principado), Domiciano (restablece el poder personal). Tras esta dinastía siguió la de los Antoninos (el Imperio alcanza su máxima extensión y prosperidad, destacan Trajano y Marco Aurelio, y finaliza con Cómodo, quien inicia la decadencia del Imperio). Finalmente, durante la dinastía de los despóticos Severos, el Imperio termina de corromperse: grave crisis política, el poder era elegido por el Ejército, problemas fronterizos, barbarización del ejército, pactos con los bárbaros para proteger las fronteras, etc.
• El Cristianismo: en tiempos de Tiberio surge en Palestina, provincia romana, Jesucristo, quien provocó un profundo cambio en lo ya establecido, y, por esta misma razón, murió crucificado. Sus seguidores, los apóstoles, se encargan de difundir su doctrina, ganando un gran número de adeptos, quienes comienzan a practicar una política aislacionista: no adoran a los dioses paganos, y se juntan sólo ellos a cumplir con sus deberes religiosos. Es por esto que son perseguidos durante 250 años por los emperadores romanos, convirtiéndose en mártires de la fe cristiana.
• El fin del Imperio y el triunfo del Cristianismo: el emperador Diocleciano, en el año 284 d.C., reorganizó el Imperio en torno a una tetrarquía (2 Augustos y 2 Césares). Años más tarde, el emperador Constantino promulgó el Edicto de Milán, autorizando la libertad de culto, y, además, trasladó la capital del Imperio, de Roma a Constantinopla. El triunfo definitivo del Cristianismo se dio durante el gobierno de Teodosio el Grande, quien, a través del Edicto de Tesalónica, declaró al cristianismo la religión oficial del Imperio y, además, dividió los territorios romanos en 2 imperios: Imperio Romano de Oriente, con capital en Constantinopla, y de Occidente, con capital en Roma. El año 476 d.C., el Imperio Romano de Occidente fue destruido por los germanos, mientras que el de Oriente se mantuvo 1000 años más, hasta caer en manos de los turcos otomanos.

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