Invertir
en política, pingue negocio
Con el caso PENTA (2013 - 2014) relacionado al financiamiento ilícito de campañas políticas principalmente a candidatos de derecha, ha quedado
demostrado la disociación que existe entre la clase política chilena y sus
electores, los justos ciudadanos, quienes participamos del ritual de la
democracia cada cierto tiempo votando por proyectos políticos que no
necesariamente están relacionados con los intereses del 1% de la población que
concentra el 30% de la ingresos (Fund. Sol). En efecto, ha quedado demostrado
que muchos de los dirigentes políticos elegidos en las urnas, se han
transformado en brazos políticos de grupos empresariales que han visto en el parlamento
una posibilidad más de inversión, la inversión en política.
Cual estrategia de negocios,
financiar la política es, al igual que peligroso para una democracia, también
rentable para los grupos económicos, que ven como sus rentabilidades se
maximizan teniendo verdaderos “agentes” de sus negocios en el parlamento. Los
grupos empresariales han visto que lo que no se puede lograr en el directorio
de la empresa se puede lograr a través de leyes que favorezcan sus intereses -
nada republicanos por cierto - a través de la no muy costosa inversión en el
financiamiento de tal o cual campaña política.
¿Cómo podemos confiar en que
las leyes emanadas del Poder Legislativo están consagradas en el Bien
Común y no en el bien particular de un
grupo económico?. Si no se reforma el sistema de financiamiento de las campañas
políticas corremos el riesgo de que nuestro parlamento se convierta en un poder
del Estado a la medida de los intereses económicos particulares más que a la medida
de una República. Si se sigue permitiendo que las empresas financien campañas
políticas, entonces deberá transparentarse esa situación para que tal o cual
parlamentario, por ley, se abstengan de votar en proyectos donde tienen claros
o evidentes conflictos de intereses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario