Una necesaria revisión de nuestras concepciones y acciones sobre el territorio
Por Pablo A. Oporto A*
Introducción
El presente artículo se enmarca
en el contexto regional vinculado al conocimiento de nuestros recursos
ambientales y la necesidad de establecer lasos mas directos con su cuidado y
preservación. Específicamente desde el conocimiento y análisis geográfico más los elementos teóricos comunes
que este análisis tiene con la concepción mapuche del territorio. Esto cobra
valides en la medida que el espacio regional se presenta como el espacio local
recorrible, habitable e identificatorio de las experiencias históricas
colectivas e individuales de dos culturas. En este sentido, el estudio
geográfico local medioambiental resulta pertinente y más aun necesario en una
región que se caracteriza, según la Comisión Nacional
de Medioambiente, por poseer riquezas
naturales – identitarias como los son sus Áreas Silvestres Protegidas, sus
características físico- ambientales únicas y la visión cosmogónica de la
cultura y religión mapuche.
El principal objetivo de este
artículo es establecer la pertinencia del análisis geográfico del territorio
regional junto a los aportes valóricos de reciprocidad que al respecto nos
enseña la cosmovisión mapuche. Específicamente
considerando la potencialidad de territorio regional, la aptitud turística de
este y la necesidad de pensar geográficamente el espacio medioambiental
regional desde los aprendizajes escolares hasta los niveles de desición publico
– privado.
La Geografía nos humaniza frente al territorio
Desde nuestro punto de vista,
actualmente existe muy poca voluntad por parte del mundo productivo chileno y
regional en cuanto a pensar en el territorio desde una perspectiva más
sustentable – o geográfica, lo que ha generado consecuencias medioambientales y
sociales en ámbitos que se deben estudiar como sistemas interdependientes. Esta
poca voluntad, creemos que se debe ya sea por un tema de los altos costos que
conlleva una transformación mas ecológica del proceso productivo o porque
simplemente el nivel de utilidades de las empresas se vería mermado si
redujeran la voraz explotación que hacen de los recursos naturales y si además tuvieran
que hacerse responsables de los daños medioambientales que muchos procesos productivos
generan. En efecto, existe una clara disociación entre medioambiente,
explotación de los RR. NN. y las comunidades locales mapuche y no mapuche que
directa o indirectamente sufren las consecuencias de espacios ambientales
deteriorados.
En este escenario la Geografía en cuanto a la
relación sociedad- naturaleza nos enseña a que ambos elementos “no son conceptos opuestos; sociedad no es
contrario a naturaleza, hay múltiples redes de continuidad y reciprocidad entre
estas dos naturalezas, aunque de manera simultanea cada una presenta sus
particularidades, pero en ningún caso existen aisladamente entre si” (1).
Efectivamente, sólo hoy, con el cambio climático, producto del calentamiento
global, esta premisa cobra relevancia en el sentido de que la preeminenencia
del desarrollo económico y/o productivo por sobre la capacidad medioambiental
de regeneramiento a dejado en evidencia la opuesta relación que desde hace más
de dos siglos ha tenido la sociedad capitalista y la naturaleza.
Dicho de otro modo y ante esta
problemática “la geografía juega un papel
importante como aquella disciplina, cuyo objetivo es estudiar la
interrelación de todos los elementos del
ambiente, tanto físicos como humanos y la expresión espacial de los hechos del
hombre en un marco territorial” (2). Concretamente, esto significa que
en la toma de desiciones con implicancias territoriales y/o ambientales no se
pueden aislar del análisis ninguno de los elementos tanto físicos como humanos,
y la interrelación que se produce entre estos, por darle prioridad sólo a
consideraciones económicas de corto plazo. Es decir, la racionalidad geográfica
y sus métodos de análisis no excluyentes nos humaniza frente al territorio.
La Carencia de una Visión y Convicción Geográfica
No es menos cierto que el
crecimiento económico del país y la región es un factor siempre a considerar,
sin embrago, en vez de reducir nuestra visión al crecimiento económico como
único valor trascendental debemos ampliarlo a una visión de desarrollo
sustentable- geográfico y humanizador. Esto implicaría sacrificar márgenes de
ganancia por una concepción de desarrollo, entendido como una convicción más
holística o integradora de las diversas necesidades que poseen todos y cada uno
de los elementos físicos y humanos que se interrelacionan en los geosistemas
presentes en un territorio.
Con entusiasmo, en nuestra región,
se observa actualmente y prevé el sustancial aumento del PIB forestal a corto
plazo (3). Sin embargo, ¿existen consideraciones geográficas que cautelen el
beneficio y la cobertura de necesidades de los componentes del geosistema
vinculados a las plantaciones forestales?. Sería lamentable que por obtener
ganancias rápidas se generen procesos de desertificación serios, como los que
hoy lamenta la Argentina.
(4) ¿Existe REAL control para evitar
el deterioro medioambiental?. Esta interrogante se hace aun más preocupante si
consideramos que entre los problemas ambientales de importancia en nuestra
región se encuentra la erosión y degradación de los suelos (5) en las zonas
silvoagropecuarias, más la perdida constante de bosque nativo, producto del
mínimo o nulo control que se realiza en las zonas afectadas.
La contaminación de cursos y
cuerpos de agua por residuos domésticos e industriales y los inadecuados
sistemas de recolección y disposición final de residuos sólidos por parte de
más del 50 % de las comunas de las región, entre ellas Temuco; generando las
contaminación de las napas subterráneas y el deterioro del paisaje (6) y, por
tanto, a la población y/o elementos biótico y abióticos, demuestra que en el
origen de esos problemas las consideraciones o criterios geográficos estuvieron
ausentes, pero que hoy resultan pertinentes de modo tal que no se repitan los
daños.
Hacia una Mirada Reciproca
del Territorio
En este contexto resulta
interesante, y por que no necesario,
mirar hacia la cultura mapuche y emular concepciones acerca del entorno natural
de este pueblo, en cuanto cosmogónicamente han tenido con la tierra y sus
elementos una relación de respeto, producto de la reciprocidad que implica cuidar o preservar la tierra, ya que,
de esta manera, esta última hará lo mismo por la comunidad. En efecto, el “principio de reciprocidad universal está en
el centro del cosmovisión indígena (…) Un concepto básico: yo te doy, tú me
das. Pero con justicia” (7). En otros términos, la visión geográfica del
territorio, entendida como la interrelación equilibrada, no antagónica, entre
los diversos elementos del entorno natural, está presente en las concepciones
cosmogónicas mapuche. “Hombre y tierra
van de acuerdo. No se afana por tener más de lo que necesita” (8). De esta
visión del universo las ciencias que estudian la naturaleza deberían rescatar y
apropiarse, lo que resultaría menos vergonzoso que la apropiación que se hizo
de sus íconos históricos primero y de sus territorios y recursos después. Es decir,
si existe algo que pueda compensar las consecuencias negativas de la relación
unilateral que se ha tenido con el pueblo mapuche históricamente es
precisamente rescatando la concepción que este pueblo tiene del territorio y
sus elementos que lo componen y, de esta forma, con humildad, reconocer en esta
visión la sabiduría que a los estilos de desarrollo no mapuche, a través de la
historia, les ha faltado.
Por último, y de acuerdo a lo que
se ha señalado antes, es preciso reiterar, que en el contexto actual,
resulta pertinente revisar nuestros
paradigmas vinculados a la relación del
hombre con el territorio y, de esa forma, abandonar la concepción dominante y
confrontacional hacia la naturaleza, desde la cual no se está consciente de
estar inserto en la naturaleza al punto de convertirse en enemigo de esta,
desconsiderando el concepto de reciprocidad que la cosmovisión mapuche enseña
(9). En efecto, tanto la concepción mapuche de su entorno como también los
métodos de análisis de la geografía tienen un patrón común, que no es
precisamente colocar al hombre en el centro de las cosas, cual dominador ante
el dominado, sino más bien colocar al hombre como una parte integrante de un
sistema natural en el cual las interrelaciones son reciprocas: tu me cuidas, yo
te cuido; tu me haces daño, yo hago lo propio. Nada más evidente se torna esta
premisa en el contexto de crisis medioambiental mundial y su extensión o
implicancias a escala regional.
* Profesor de Estado Historia Geografía y Ed. Cívica y Licenciado en Educación de la Universidad de la
Frontera. Desde el 2004 hasta el 2009, profesor del Instituto
Eurochileno de Turismo de la Universidad de la Frontera
Referencias bibliográficas
(1)(MONTAÑEZ,
GUSTAVO; “Geografía y Medio Ambiente” En: ARAYA P. Rodrigo F., “Aportes
Metodológicos para le Enseñanza de la Geografía de la Cuarta Región, en Educación
Media”; Edit. Universidad de La
Serena, Chile, pág 8
(2). GONZALES,
EDELMIRA et. al.; “Manual de materiales didácticos para la enseñanza de la
geografía En: ARAYA P. Rodrigo F., “Aportes
Metodológicos para le Enseñanza de la Geografía de la Cuarta Región, en Educación
Media”; Edit. Universidad de La
Serena, Chile, pág. 10
(3) CONAMA
en http://www.sustentable.cl/Portada/Reportajes/1231.asp
(4) SALVAR
EL PLANETA, Ecología y Desarrollo Sustentable, Edit, Aun Creemos en los Sueños,
2003, Stgo - Chile
(5) CONAMA en
http://www.sustentable.cl/Portada/Reportajes/1231.asp
(6) Ibidem, en http://www.sustentable.cl/Portada/Reportajes/1231.asp
(7) SIERRA, MALÚ, MAPUCHE GENTE
DE LA TIERRA,
Edit. Sudamericana, año 2000, Santiago - Chile, Pág 32.
(8) Ibidem, pág . 30
(9) Ibidem, pág. 70
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